Vemos continuamente en cualquier evento de carácter espiritual o sanador como la asistencia y el porcentaje de mujeres respecto a los hombres es abrumadora y desproporcionada.
No solamente eso, sino que en muchos, muchísimos casos, se trata de mujeres sin parejas. Mujeres separadas, divorciadas, solteras o viudas, pero todas ellas sin su complemento masculino. Solas.
La razón por la cual se produce este desequilibrio es en parte debido a que la energía femenina es ahora especialmente necesaria para sanar el Planeta y hay muchos hombres que todavía no han despertado su feminidad.
La dominación del patriarcado que ha gobernado la Tierra durante siglos ha causado mucho dolor. Guerras, luchas de poder, enfrentamientos, desigualdad, injusticias...
El predominio de la razón,a menudo maquiavélica, sobre el corazón, de la manipulación sobre el amor, del abuso de poder sobre la justicia.,.
La energía femenina contiene la ternura, la delicadeza y la intuición necesarias para sanar y equilibrar todo el desajuste secular que ha sufrido el planeta. Es el momento del resurgir de la feminidad. Del despertar de Gaia.
Sin embargo esa desproporción ocurre porqué malinterpretamos lo femenino y lo masculino. El yin y el yang. No somos conscientes que en realidad nuestra alma es andrógina, y contenemos ambas energías independientemente del sexo que encarnemos. Este mal entendimiento dificulta a muchos hombres ( y también a mujeres, pero en distinta proporción) su integración y participación en este proceso de reconocer su propia feminidad sanadora.
Las mujeres han desarrollado una fuerte masculinidad en las últimas décadas. No solamente incorporándose al mundo laboral, sino dirigiendo, creando proyectos e incorporándose a mecanismos de poder. Pero de nuevo muy a menudo confundiendo 'yang' o masculinidad creativa con el viejo patriarcado caduco.
En muchos casos la mujer se ha masculinizado perdiendo su verdadera esencia. Su maternidad, su dulzura, su ternura...Podemos incluso observar dirigentes políticas o empresariales, mujeres que son tan o mas 'masculinas' que muchos hombres.. en el aspecto más negativo, es decir a través de renunciar a su feminidad. A las mujeres nos toca por tanto, revisar ese 'yang' o 'masculinidad' para integrarlo en su verdadera esencia.
Porqué no olvidemos que Jesús era hombre. El Cristo, el cristal, aquél que fué capaz de dirigir y enseñar el amor, la compasión y la bondad al mundo, era un hombre, sin por ello renunciar a la fuerza, a la dirección, a la autoridad natural y bien entendida, que implica la masculinidad bien armonizada. Y, pese a la manipulación histórica ancestral, tampoco olvidemos que hizo su trabajo acompañado de una mujer, de Maria Magdalena, quien siguió y preservó sus enseñanzas a pesar de las persecuciones que tuvo que soportar.
Muchos hombres de nuestro tiempo han trabajado poco su feminidad. En una sociedad como la nuestra en que ha predominado el patriarcado y la negación de lo femenino que ha sido social y culturalmente castigado y criminalizado. .Desde la historia de Adan y Eva a quien se 'culpabiliza' de la expulsión del paraíso original, a la quema de' brujas', la manipulación y negación de la feminidad ha sido inmensa y ha provocado que los hombres hayan reprimido de forma secular sus atributos, su sensibilidad, su capacidad de ser también tiernos, amorosos, de expresar sus sentimientos, de ser más intuitivos y no tan racionales... En definitiva, de desarrollar su energía Crística.
Ahora es el gran momento para que ambos sexos integren las dos energías básicas. Masculina y femenina. Yin y Yang. Jesús y Magdalena. Shiva y Shakti ...
El ser humano necesita esa integración para su próximo estado vibratorio, pero también Gaia necesita con urgencia que así sea. Sentir a la Madre Tierra, que es femenina, significa reconocerla, amarla, respetarla y actuar por tanto en consecuencia. Si quienes gobiernan son hombres y ellos no despiertan su feminidad difícilmente podremos ver buenas gestiones que apoyen la sostenibilidad de este planeta.
Gestionar , 'gestar', sus recursos, su economía, sus reinos animal, vegetal y mineral, la organización social, la distribución de la riqueza, la calidad de la nutrición y la alimentación..... Nada de todo esto puede ser bien llevado si la humanidad no integra la feminidad. Sino la integramos dentro, difícílmente vamos a expresarla 'fuera'.
Debido precisamente a esa dificultad secular que el hombre enfrenta para trabajar su feminidad, se produce ese desajuste desproporcionado en los porcentajes de participación de muchos eventos.
Eso está comportando una nueva y extraña realidad social. Muchas mujeres que deciden ahondar en su camino espiritual..se van quedando solas. Bien porqué sus hombres no comparten el camino, bien porqué esta nueva feminidad mucho más pura y auténtica no responde a las reglas convencionales y sexistas del plano terrenal denso y patriarcal, donde hay muchos hombres todavía que no están preparados para reconocer esa feminidad, que pasa por despertarla también en su interior.
Así, como las antiguas sacerdotisas eran respetadas y veneradas pero también aisladas y apartadas de lo 'mundano', muchas sanadoras, canalizadoras, mujeres en definitiva que han tomado el camino de la espiritualidad, nos encontramos ahora en esa soledad de la Sacerdotisa.
Las mujeres no renunciaremos por ello a seguir nuestro camino, pero tampoco negaremos nuestro derecho a encontrar al compañero del alma con quien podamos compartirlo. Si en alguna otra vida pactamos esta soledad, quizás ahora es momento de revisar pactos que ya no tienen sentido, de transmutar de una vez los códigos ancestrales de 'culpabilidad' que llevamos arrastrando las mujeres desde la manipulación religiosa que nos impusieron a través de la historia de Adán y Eva, para no permitir que de nuevo enciendan hogueras que abrasen nuestra divinidad.
Para los hombres, decir que necesitamos que reconozcáis por fin vuestra deidad femenina interior, y rescatéis vuestra masculinidad armónica, vuestras manos, vuestra fortaleza, vuestra dirección, pero en perfecta armonía con la feminidad de la Tierra. Para que vuestro Cristo interno pueda ser activado.
La Humanidad y el planeta nos necesita a tod@s. La unidad es femenina y masculina a la vez. La ascensión ya no necesita ni sacerdotes ni sacerdotisas, sino hombres y mujeres capaces de reconocerse, respetarse y amarse en la Unidad.
Esther Beltrán
13 Mayo 2012.
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